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El árbol de Argán originario de Marruecos es el más arraigado entre las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas, no sólo por los ingresos que aporta a su actividad económica sino también por su relevancia en sus participaciones culturales y religiosas.
Del fruto del árbol de Argán se obtiene su aceite esencial, mediante la presión en frío de las semillas tostadas.
Es un aceite rico en tocoferoles, lo que hace aumentar su estabilidad frente la oxidación.
Su alto contenido en ácidos grasos esenciales le confiere excelentes propiedades antioxidantes protegiendo a la piel del envejecimiento prematuro. De ahí que su uso estrella en cosmética sea por su enorme potencia antiarrugas.
El aceite de argán es de rápida y excelente absorción, hidratando perfectamente la piel evitando su sequedad y disminuyendo la irritación e inflamación de ésta.
Además su contenido en saponificables le confiere propiedades restructurantes y regenerantes, dándole a la piel un aspecto más terso, suave y limpio.Proporcionando también fuerza y brillo al cabello.
Por tanto sus recomendaciones de uso son:
Regeneración de la piel
Antiséptico
Fungicida
Para las quemaduras solares
Como complemento en la neurodermitis y psoriasis
Suavizar, hidratar y dar brillo a la piel
Aportar elasticidad a la piel
Proteger la piel de las agresiones externas
Para restaurar la capa Hidrolipídica cutánea
Reestructurar y endurecer las uñas
Fortalecer el cabello
Modo de uso: Se recomienda su uso siempre con la piel limpia y aplicándolo haciendo suaves masajes con la yema de los dedos. Sobre el cabello aplicar unas gotas unos quince minutos antes la lavarlo.
El árbol de Argán originario de Marruecos es el más arraigado entre las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas, no sólo por los ingresos que aporta a su actividad económica sino también por su relevancia en sus participaciones culturales y religiosas.