Se trata de un sitio muy acogedor, con cuatro mesas dentro, una barra para tapear y una pequeña terraza en la plaza de enfrente. La decoración está muy cuidada donde predomina el blanco y el aire Mediterráneo y marinero. Hay mucho reciclaje en la decoración y podemos ver lámparas hechas con objetos cotidianos como latas, tambores de lavadora, etc. Predomina la evocación a la isla de Mallorca y un gran mapa antiguo de la isla ocupa gran parte de una pared. Se ve la cocina desde un pequeño ventanal que comunica con el comedor. La carta es sencilla, completa y bien dividida en bocadillos de diferentes tamaños y precios, tapas, ensaladas, especialidades mallorquinas y los postres. La bebida va bien surtida y encontramos cervezas de calidad como la Innedit de Ferran Adrià, vinos, licores mallorquines de hierbas y copas a buen precio. Como también preparan desayunos tienen varios tipos de zumos naturales, cafés, tostadas y repostería casera. La comida es casera, hecha con mimo y se nota. La calidad está en la frescura de los ingredientes y en la originalidad. Han recreado la gastronomía y el entorno tradicional de Mallorca de manera sobresaliente. Un sitio auténtico para sorprenderte por su comida sencilla y cuidada y su gran precio. Tienen desayunos con repostería casera y zumos naturales que pueden ser una buena opción también si vives por la zona.